Querida persona que lee esto, de seguro la palabra montaña o edifico te llamó la atención por ser una persona de espíritu viajero, curioso y en busca de saciar conocimiento de todo lo que pueda absorber.
Mi nombre es Miguel Carranza, tengo 20 años y actualmente soy un humano nadando en las profundidades de la vida, con un camino lleno de monstruos, oportunidades tan increíbles como las criaturas fantásticas que puedes imaginar existiendo más allá de lo poco que conocemos de este maravilloso, apresurado y loco mundo encasillado en un post, una storie o un message respecto a el vibe que te da el día y sus colores.
Llegué a este punto de poder escribir y que leas mis locuras, después de pasar por un camino de deconstrucción total y te voy a contar esa graciosa, un poco dramática pero increíble historia.
Vengo dando vueltas en mi viaje por la vida desde el frío Quito, a la cálida playa de Bahía de Caráquez y Pedernales, hasta el rico olor a tierra mojada y gente que está despierta desde muy temprano dispuesta a trabajar bajo sol, lluvia o relámpagos. El Carmen, tierra que me vio crecer y emprender.
Desde muy pequeño la expresión creativa ha sido lo que ha movido mi inquieta cabeza, desde dibujar, declamar, hasta vender. Cuando tenía 13 años aproximadamente la palabra “influencer” no existía, teníamos solamente lo que significaba ser “famoso” y yo quería serlo, soñaba con estar tras esas grandes pantallas actuando, comunicando, prestando mi imagen para prestigiosas marcas que hoy en día, han sido aliadas en varias campañas publicitarias.
Cuando apareció la novedosa red social “Musically” yo apenas estaba en pleno desarrollo de la confusa adolescencia, me cree un perfil en ella por neta diversión, al principio no había muchas personas que se animasen a poder subir sus videos a esta plataforma que poco tiempo después revolucionaria el mundo digital. Hubo momentos en los que hubiese querido tirar la toalla y no seguir moldeando lo que hoy en día es Miguel Carranza en el mundo digital, pero de ser así, tal vez yo no estuviese escribiendo esto para mi y para ti mi persona lectora, cuya cabeza tiene curiosidad de saber si es el “momento correcto”.
Nunca sabes cuál será el correcto hasta que sientes el cosquilleo en todo tu cuerpo porque sabes que te lanzarás hacia la mar, desconocida y sin ningún bote que haya podido explorar tu propia marea.
Miguel Carranza.
Pasó el tiempo y empecé a posicionarme como un transitioner en la app, que básicamente es realizar transiciones que creen un efecto visual, lo cual se me daba bien. Conforme iba creando contenido, iba teniendo mayor aceptación y mucha más gente me seguía y gustaba de ver lo que yo creaba, al mismo tiempo empezaron a aparecer las burlas, los comentarios pasivo-agresivos respecto a lo ridículo que me veía por querer mostrar un video mío cantando una canción y moviendo mi celular de un lugar a otro.
Tuve varios momentos en esta etapa de mi vida en la que resalto, estaba en toda mi adolescencia, lo cual no era tan sencillo para un chico que se estaba empezando a conocer, ver como otras personas se reían de su creatividad, debido a esto desarrollé una personalidad como escudo, bastante risueña y muchas veces hasta me hacía pasar por un chico sin una neurona, solo por saber que si se reían “conmigo” ya no se iban a reír de mí. A ti que me estás leyendo, NO TIENES QUE SER TONTO/A/E POR AGRADAR, SABES QUE ERES MÁS INTELIGENTE QUE ESO.
Gracias a que para ese entonces vivía en un pueblo bastante cerrado, donde aquellos artistas que querían expresar su voz de manera diferente, eran tachados por antisociales, gente descarrilada o simple mente niños malcriados, pero había algo en el fondo de mi corazón que era más fuerte que todos esos comentarios negativos, la creatividad, la capacidad de actuar conforme mi arte y mi corazón me inspiraban, nunca dejé a un lado ese lado que creaba dopamina, pasé de ser presentador de eventos, locutor de radio, cantante a comunicador en redes.
Con el tiempo pude darme cuenta de que la personalidad que había creado por miedo y ansiedad era simplemente el reflejo de lo que otros en el fondo no querían admitir de si mismos, así que con más fuerza grité lo que Miguel Carranza tenía por compartirle al mundo, hasta que un día llegó momento de, cual pájaro joven en algún momento, volar fuera de casa, en mi caso ese momento se llamaba la universidad.
La fría y hermosa ciudad de Quito que me vio nacer me acogió nuevamente para continuar con mi camino, la capital, llena de oportunidades, de gente creativa y, sobre todo, mucha competitividad, ¿cómo iba a lograr destacar en un lugar donde parece que todo ya está hecho?, esa respuesta la daría el Miguel que hoy en día soy y queridas personas lectoras, no todo ya está hecho, no todo está creado, siempre hay una manera de innovar lo mismo que vienes haciendo, de tres o cuatro maneras distintas de lo mismo, sin ser el repetitivo acto, pero con la esencia intacta.
Empecé tembloroso y dudoso de lo que hacía, pero con la certeza y confianza de que tengo algo por aportar, hasta que llegaron a mi vida los seres correctos, en el momento correcto, personas como tu y como yo, con ganas de ser ellos mismos, allí es cuando me di cuenta de que ser “raro” no tiene por qué ser malo, al contrario, fue mi arma secreta para poder dar mi nombre a conocer. Conforme avanzaba el tiempo parecía que me estancaría en un video de moda y ya, sentí en algún punto que lo que tanto defendía en aquel pueblo del que emprendí vuelo, había sido más pequeño de lo que en realidad era.
Legó el momento de innovar y empezar a hablar, el miedo al qué dirán seguía presente, aunque no con la misma fuerza que al inicio, empecé a poner pie en eventos los cuales me hacían salir de mi zona de confort, las primeras veces tenía mis manos congeladas y me encontraba aterrado de decir tan solo un “hola”, pero ¿saben qué?, muchas veces solo tienes una oportunidad para impresionar y mis ganas de llegar lejos fueron más grandes que la vergüenza y ansiedad, así que me arriesgué a dar el primer saludo y saben, hace ya un tiempo escuché un podcast en el que la host explicaba lo valioso que es dar un “¿y tú?”, como respuesta a un:
-Hola, ¿cómo estás?
-Bien, ¿y tú?
Ese y tú fue la llave hacia un mundo de posibilidades donde aquel pequeño niño de pueblo nunca hubiese creído que era posible.
Nunca dejen de ser ustedes por miedo a lo que otros podrán decir, créanme que en el futuro encontrarán a gente inclusive más rara, y eso es lo hermoso de la diversidad.
Una vez tuve la puerta abierta empecé a pisar firme, aunque muchas veces no estaba seguro si lo estaba haciendo de la mejor manera, pero sabía que lo hacía con toda la pasión y amor del mundo, sabía que era real, sabía que era yo.
Gracias a ello, hoy en día he podido ser imagen de grandes marcas y, ¿recuerdan eso de estar en pantalla grande?, bueno hoy en día es de lo más natural que hago, hoy en día esa es mi vida, así que no tengas miedo de ser tú, no tengas miedo de emprender vuelo, no minimices tus raíces, pues son esas mismas las que te darán la fuerza para lograr conquistar esas grandes montañas y esos imponentes edificios.